Crema de chocolate y avellanas con calabaza (sin azúcar)

Buenos días!! Seguimos con recetas que tienen como protagonista a la calabaza!! Me encanta aprovechar los productos que están de temporada para cocinar con ellos. Y si hay algo que está en auge ahora mismo es la calabaza, en todas sus versiones!! Yo la utilizo para muchos platos, desde la ensaladilla rusa, pasando por el guiso de carne con vegetales hasta, cómo no, los postres. En general, suelo utilizarla sobre todo para panes y bizcochos, ya que aporta una textura jugosa y deliciosa a estas preparaciones, sin embargo en esta ocasión se me ocurrió ir un paso más allá. Ya había visto utilizar la calabaza para este tipo de cremas en más ocasiones, pero no sabía si realmente quedaría bien, me imaginaba que iba a dar algo de sabor... pero no!! La calabaza aporta su dulzor natural, su textura jugosa y nada de sabor!! Así que adapté mi receta de crema de chocolate y avellanas al natural, sin azúcares ni edulcorantes añadidos, añadiéndole calabaza. Además, en esta ocasión es sin lactosa, ya que como la calabaza aporta una textura cremosa, he utilizado agua para dejar la consistencia que a mí más me gusta en estas cremas. Solo espero que os animéis a probarla porque está... mmmmmmmmm!! Deliciosa!! :D



Cómo hacer crema de chocolate y avellanas con calabaza (sin azúcar ni edulcorantes)


Ingredientes (1 bote enooooorme y un poquito más):

-40gr cacao puro en polvo
-125gr avellanas
-300gr calabaza cocida (al vapor o asada, sin agua)
-120gr dátiles (yo utilizo medjoul)
-300ml agua (al gusto, se puede cambiar por leche o bebida vegetal)

Preparación:

Trituramos las avellanas hasta que se forme una pasta. Reservamos.

Ponemos la mitad del agua en una olla junto con el cacao, con una varilla removemos mientras se calienta la mezcla y se disuelve el cacao por completo.

Apartamos del fuego y añadimos los dátiles y la calabaza. Trituramos todo bien con ayuda de una batidora hasta que no queden grumos. Añadimos entonces la crema de avellanas y mezclamos de nuevo.

Ahora es el momento de ir añadiendo el resto del agua hasta conseguir la textura que más nos guste. Tened en cuenta que luego cuando la llevemos a la nevera aún quedará algo más densa.

Cuando esté a nuestro gusto la ponemos en los botes que hayamos elegidos y la dejamos enfriar, cerramos los botes con las tapas y a la nevera. Se mantiene en buen estado alrededor de una semana guardada siempre en frigorífico.

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