Brioche de calabaza y chocolate, ¡¡relleno de chocolate!!

Buenos días!! Empezamos esta breve semana con una receta deliciosa!! Los que me seguís por las redes seguro que lo habéis visto, ya que este fin de semana me lo he pasado en modo "panarra" horneando panes y dulces a tutiplén :D Se trata de un brioche de calabaza super esponjoso, añadiendo cacao a una parte de la masa y relleno de chocolate. Vamos, una locura de lo bueno que está!! Ya sabéis lo que me gusta añadir la calabaza a las masas por la esponjosidad y jugosidad que deja. En este caso el resultado es maravilloso, porque conseguimos una masa suave, esponjosa, delicada y con un sabor exquisito. Además, he añadido poca mantequilla y poco azúcar para que fuera un poco más sano y menos calórico, aunque obviamente no es algo para comer a diario, jeje. Y con chocolate negro en el relleno, aunque con un chocolate más suave resultará más dulzón. Eso a gusto de cada uno. El procedimiento es muy sencillo, lo único complicado es manejar la masa si usáis una proporción de líquidos un pelín alta, ya que se volverá pegajosa. Si no estáis acostumbrados será suficiente añadir menos líquido, así podréis trabajar con comodidad y coger práctica para próximas ocasiones ;)



Ingredientes (1 brioche pequeño):

-270gr de harina panadera (+30gr para la masa blanca)
-1 huevo M
-15gr mantequilla
-150gr puré de calabaza
-30gr azúcar
-1/4 cucharadita de sal
-20gr cacao puro en polvo
-6gr levadura fresca
-Chocolate negro al gusto*

*Yo he usado una tableta de chocolate negro cortada en trozos, podéis usar otro chocolate o perlas para no tener que cortarlo. Sin relleno también queda muy bueno.

Preparación:

En un bol grande mezclamos la harina, la sal, el azúcar y la levadura desmenuzada. Tenemos que conseguir que todo se mezcle de manera homogénea y la levadura prácticamente se deshaga.

Ahora añadimos el huevo y el puré de calabaza (no es más que calabaza hervida y bien escurrida, luego la trituramos y tenemos el puré). Amasamos hasta tener una masa homogénea y bastante suave. Aquí podéis dejarla tal cual o añadir algo de agua (unos 20 o 30gr), cuanto más pegajosa sea la masa, es decir, más líquidos lleve, más esponjoso será el resultado final. Esto dependerá de vuestra práctica y vuestra paciencia. Si ya tenéis práctica y os gusta trabajar con masas un poco más hidratadas animaos a añadir un poco de agua, si no, dejadla como está e id añadiendo el puré poco a poco, para no pasaros de humedad y que os resulte fácil trabajar la masa.

Cuando tengamos la masa lista, añadimos la mantequilla cortada en trocitos pequeños (que debe estar a temperatura ambiente para que se deshaga fácilmente). Amasamos hasta conseguir integrar la mantequilla por completo, al principio la masa se volverá más pegajosa, pero en cuanto se absorba la mantequilla volverá a quedar suave, aunque ligeramente pegajosa, es necesario puesto que vamos a añadir ahora más ingredientes secos.

Ahora dividimos la masa en dos, cada una en un bol, a una le añadimos la harina que hemos reservado y a la otra el cacao. Amasamos cada una hasta integrar por completo el ingrediente seco. Por esta razón es importante que la masa sea un poco pegajosa antes de añadirle este último ingrediente, si no, se nos cuarteará y no quedará suave, será una masa tosca. Podéis añadir agua en este punto si lo veis necesario.

Cuando las tengamos hacemos una bola con cada una y las metemos cada una en un bol, cubiertas con papel transparente, y las dejamos reposar hasta que doblen su volumen. Tardará entre una hora y media y 2 horas.

Pasado el tiempo, desgasificamos las masas y cortamos cada una en cuatro cachos iguales. Aplastamos un cacho y colocamos en medio trocitos de chocolate, cerramos como si fuera una pelota y boleamos sobre la superficie de trabajo. Colocamos en nuestro molde (yo lo cubro con papel de hornear para facilitarme el desmoldado) y alternamos los colores, de tal modo que quede como un tablero de ajedrez.

Cuando tengamos todas las bolas hechas dejamos reposar otra hora u hora y media, hasta que doble el volumen. En ese momento llevamos al horno a 180º durante 20-25 minutos. Yo no lo precaliento, para que vaya adquiriendo temperatura poco a poco la masa y quede suave y nada crujiente por la superficie.

Cuando esté listo (si lo desmoldamos y al darle la vuelta suena a hueco al golpearlo con los nudillos) lo ponemos a enfriar sobre una rejilla. Para darle un acabado brillante diluí un poco de miel con unas gotas de agua y pincelé toda la superficie del brioche. Cuando esté completamente frío estará listo para catarlo ;)

6 comentarios:

  1. De diario no por lo que lleva.. pero de domingo por obligación sí que debería de ser. Tiene una pinta espectacular, preciosa receta!!
    Un saludo de las chicas de Cocinando con Las Chachas

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  2. Madre mía
    Con lo amantes de la calabaza que son en mi casa esto hay que probarlo!!

    Un besazooo

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  3. No lo he comido nunca así pero pinta muy rico
    apuntado queda
    un beesote

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  4. Wow, Wow, Wow!!!! Me apunto a comer esta delicia!!!
    Las pintas son inmejorables! Lo tengo que probar ya!
    Un beso!

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  5. Hoy estoy descubriendo muchas recetas donde añadir las fantásticas calabazas que me trae mi padre del huerto.
    Esta la hago, sin lugar a dudas.
    Gracias!

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